Adele no puede dejar de comer, pero los cojines… del sofá.
Adela comenzó a ingerir la espuma de los muebles diariamente, desde que tenía diez años, y dice que se come un trozo completo, que parte en pequeños pedazos. En su vida, se ha comido siete sillones y dos sillas.
Fuente: huffingtonpost.com
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